domingo, 29 de enero de 2012

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Y vuelta a la mudanza, como a los señores de Fileserve les ha entrado miedito, ahora sólo yo puedo descargar mis archivos... ¿Y de qué carajo me sirve entonces?
Confiemos esta vez en Dropbox, que de momento está alejada de las delictivas y criminales actividades de piratería.
He de decir que no había oído hablar de "Megabox" hasta hace dos días y que siento una amarga satisfacción al observar que van asomando las verdaderas razones que llevaron a las acciones legales contra Megaupload, y que, remitiéndome a un par de entradas anteriores, tenía bastante claras desde el principio. Pero no me esperaba una confirmación tan rotunda y definida.
Los distribuidores, sea cual sea el modelo de negocio (desde la venta de pescado hasta la producción de videojuegos) generan en nuestro extendido sistema de libre mercado una situación de dominio económico y extorsión sistemática. Al aparecer las posibilidades de ser eliminados de la ecuación, no dudan un segundo en usar cualesquiera armas y argucias en su poder para impedir tal futuro.
Parece ser que el sevicio de "Megabox" permitiría a los artistas (de la música en este caso) distribuir su obra ganando un 90% del beneficio o incluso algún tipo de recaudación voluntaria. ¿Quién va a querer ahora a las distribuidoras, productoras, discográficas y toda clase de organismos chupópteros del cauce de relación creador-consumidor? ¿Qué hay de malo en que un autor pueda vender mucho más barato, a mucha más gente, y de muchos más lugares obteniendo beneficios aún mayores (aunque además otro montón de gente acceda a su obra de manera gratuita)?
Es el futuro, y de una manera u otra, caerán.

Por cierto, gracias mil a las mil personas que se han dignado a pasearse por aquí.

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